Literatura Infantil

Desde su inicio la literatura infantil encontró un espacio para surgir como género en libros educativos, de carácter didáctico que inculcaban a su vez buenas costumbres y creencias religiosas.
Anteriormente la infancia no contaba con literatura especifica para ellos, menos aún con lecturas, las cuales estaban reservadas para la clase social alta y recluidas en palacios y monasterios. Los cuentos que conocían, en su mayoría les eran transmitidos de manera oral; leyendas tradicionales basadas en historias para adultos y poseedoras de una fuerte carga moral.
Fue hasta 1450 con la invención de la imprenta que los niños pudieron tener en sus manos libros que aunque no escritos del todo para ellos, gozaban de una gran aceptación. Tales fueron las fábulas de Esopo (1489) que incluían grabados en madera y Calila e Dimna (1493), prologado como una obra de apreciación para adultos y niños. Sin embargo es un libro de aprendizaje el que viene a revolucionar a la literatura infantil, titulado Mundo visible en dibujos (1658) de Juan Amos Comenio, traducido a cuatro idiomas, donde cada palabra se acompaña de una imagen y aparece como el primer libro ilustrado para niños. Tras este mágico descubrimiento surgieron nuevos creadores y compiladores de fábulas, cuentos y leyendas populares quienes revelaron los secretos de la antigüedad, dando inició al mundo de las hadas y fantasía, consagrado por Charles Perrault en los Cuentos de mamá Oca (1697).
A mediados del siglo XVIII la literatura infantil se constituye como género independiente, tomando auge en el siglo XIX cuando grandes autores comienzan a notar la ilimitada capacidad imaginativa de los niños y su habilidad para transportarse entre la realidad y la fantasía. Aparecen los clásicos del romanticismo como Jacob y Wilhelm Grimm, Hans Christian Andersen,
Oscar Wilde, Robert Louis Stevenson, Rudyard Kipling, Julio Verne, quienes dan inicio a una diversidad de temas, mezclando aventuras, fantasía, realidad y ficción.
El siglo XX da libertad a la Literatura Infantil, a ella se suman escritores preocupados por la sicología del infante, como Elena Fortún o Christine Nöstlinger. Deseos, vivencias, sentimientos e intereses se expresan en los personajes de las historias, dándoles un enfoque más realista en el entorno del niño.
Actualmente la literatura infantil no sólo engloba ficción, poesía, historia, fábulas, adivinanzas, leyendas, cuentos, novelas y poemas de carácter literario. La literatura infantil va más allá de ser sólo una expresión artístico-literaria. Sus tendencias ya sean realistas o fantásticas; como es el caso de J.K Rowling y su famosos Harry Potter, siguen presentes y están tomado un nuevo giro. El sensibilizar al niño con historias que le permitan desarrollar su capacidad de juicio, despertar en ellos habilidades creativas, brindarles conocimientos y además fomentar la lectura en un mundo donde las telecomunicaciones han acaparado todo su interés, es el nuevo reto para los escritores del siglo XXI.

1 comentario:

  1. Rafael Fierro García25 de septiembre de 2009, 10:12

    Mi padre no fue un lector asiduo. Sin embargo supo rodearnos de libros que finalmente nos formaron: El Libro de oro de los niños, El tesoro de la juventud, Enciclopedia de conocimientos universales... Gracias, papá, y como él mismo decía: Dios te tenga a fuego lento.

    ResponderEliminar